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ROI of Brand Protection: Why Investing in Security Pays Off

La inacción cuesta: por qué las medidas de protección de marca deben formar parte de su estrategia

Este artículo aborda varios temas clave y examina por qué la protección de marca ya no es opcional. Además, sirve como introducción a un análisis más profundo de su valor financiero y estratégico, que presentaremos en nuestro próximo seminario web «ROI de la protección de marca: invertir en seguridad, una estrategia que genera valor real», organizado el jueves 13 de noviembre (en inglés).
 

Regístrese ahora para nuestro seminario web y descubra cómo invertir en la protección de marca puede impulsar el crecimiento, reducir los riesgos y proteger su reputación.


Hoy en día, todo líder empresarial sabe que la globalización, la digitalización y la evolución rápida de los mercados suponen importantes desafíos. Sin embargo, hay un ámbito que sigue siendo subestimado en muchas juntas directivas: la protección de marca. La falsificación, el desvío de productos y el robo de propiedad intelectual no son problemas menores ni exclusivos de sectores específicos. Son desafíos globales que afectan a prácticamente todas las industrias, minan la confianza de los consumidores y ponen en riesgo tanto los ingresos como la reputación de las empresas.
 

Con demasiada frecuencia, la protección de marcas se percibe como un gasto administrativo o un trámite legal, en lugar de considerarse como un instrumento estratégico que permite salvaguardar su crecimiento. La realidad es que la inacción tiene un costo, y éste crece rápidamente. Las empresas que tardan en reaccionar se arriesgan a sufrir pérdidas mucho mayores a largo plazo.
 

Este artículo abre la conversación y muestra por qué la protección de marca debe dejar de ser un tema secundario para convertirse en una prioridad en la estrategia empresarial. También sirve como introducción a nuestro próximo seminario web sobre el rendimiento de la inversión en protección de marca, donde se analizará su dimensión financiera con más detalle.

Multiplicación de las amenazas


La falsificación y el desvío de productos han crecido de manera considerable en la última década. Según la OCDE y la EUIPO, el comercio global de productos falsificados y pirateados alcanzó un valor de aproximadamente 467 000 millones de USD en 2021, lo que representa el 2,3 % de las importaciones mundiales. No se trata de un problema regional ni de un fenómeno limitado a bolsos de lujo o relojes de diseñador, sino de un desafío sistémico que impacta a múltiples sectores, desde la industria farmacéutica y la electrónica hasta los componentes de automóviles, la alimentación y bebidas, los bienes de consumo rápido e incluso los productos de primera necesidad.
 

Los fabricantes de productos electrónicos siguen enfrentándose a la llegada al mercado de componentes de calidad inferior, lo que provoca riesgos de seguridad y costosas retiradas de productos. Incluso el sector de los bienes de consumo rápido (FMCG), a veces considerado menos vulnerable, se ha visto afectado por productos falsificados presentados en empaques lo suficientemente convincentes como para engañar a consumidores desprevenidos, tanto en tiendas físicas como en línea.
 

Lo que hace esta situación aún más preocupante es el papel del comercio digital. Gracias a las plataformas en línea, a los marketplaces en redes sociales y a los canales de e-commerce transfronterizos, nunca ha sido tan fácil para los falsificadores llegar directamente a los consumidores. Con empaques sofisticados, sitios web convincentes y redes de envío internacionales, los operadores ilícitos pueden hacerse pasar por vendedores legítimos a nivel global.
 

Ningún sector está exento, y cuanto más valiosa y reconocida es una marca, más atrae a quienes buscan explotarla.

¿Sigue percibiéndose la protección de marca como un gasto sin valor?


A pesar de estas amenazas crecientes, muchas empresas siguen invirtiendo poco en la protección de marca. Persiste la idea de que se trata principalmente de un asunto legal, gestionado por abogados especializados en propiedad intelectual mediante registros de marcas y acciones judiciales. Otros lo perciben como un gasto operativo: algo necesario, pero que no está directamente vinculado al crecimiento.
 

Esta forma de pensar resulta problemática. Al tratar la protección de marca como un centro de costos en lugar de un generador de valor, las organizaciones actúan de manera reactiva en vez de anticiparse a los problemas. A menudo, los recursos se asignan únicamente después de que un incidente importante ya ha provocado perjuicios a la reputación de la marca o daños financieros.
 

El escaso compromiso con la protección de marca también se debe a la idea equivocada de que, al no haber enfrentado todavía una verdadera crisis de falsificación, la empresa considera que el tema no es urgente. Este enfoque pasa por alto un aspecto crucial: la falsificación progresa discretamente. Erosiona los márgenes y la confianza de los consumidores, y abre la puerta a problemas más graves que solo se manifestarán más adelante.
 

Al retrasar la toma de medidas, los responsables no ahorran. Solo posponen costos que acabarán multiplicándose en forma de pérdida de ingresos, gastos legales, fuga de clientes y disminución de su cuota de mercado.

Reputación, seguridad e ingresos en juego


El impacto de la falsificación y del desvío de productos es real. Se traduce en riesgos concretos para la reputación y el rendimiento de la empresa, así como para la seguridad de los clientes.
 

Una marca que se ha construido a lo largo de décadas puede verse dañada en pocas semanas si algunos productos falsos vinculados a su nombre perjudican a los consumidores. Incluso cuando la empresa no es responsable, los clientes no siempre distinguen el producto falsificado de la marca original. A los ojos del público, la marca no logró protegerlos.
 

Los medicamentos o dispositivos médicos falsificados pueden tener consecuencias mortales. Los cargadores electrónicos o repuestos de automoción falsificados pueden provocar accidentes o incendios. Cuando los consumidores asocian una marca con riesgos, la confianza se deteriora, a menudo de forma irreversible.
 

Las pérdidas derivadas del desvío de productos, del fraude en las garantías o de las ventas en el mercado gris no solo frenan el crecimiento de la empresa, sino que también erosionan su rentabilidad. A ello se suman las sanciones legales y las retiradas de productos, que pueden costar millones. Lo que empieza como un intento de ahorrar al invertir poco en protección suele traducirse, con el tiempo, en pérdidas mucho mayores.
 

Por el contrario, las empresas que invierten en prevención obtienen beneficios que van mucho más allá de simplemente evitar crisis. Refuerzan la fidelidad de sus clientes al demostrar que la seguridad y la autenticidad forman parte esencial de sus valores. Además, cuentan con mayor visibilidad en su cadena de suministro, lo que les permite anticiparse mejor, reforzar el cumplimiento normativo y optimizar la eficiencia operativa.

Cómo abordar la conversación sobre el rendimiento


Para muchos equipos dedicados a la protección de marca, uno de los mayores desafíos sigue siendo hacer entender el valor de su labor en los términos financieros y estratégicos que maneja la alta dirección. Los directivos quieren ver una relación clara entre lo que se invierte y los resultados que se obtienen.
 

Hay distintas formas de plantearlo:
 

  1. Menos fraude en garantías y devoluciones: los productos falsificados que fallan antes de tiempo suelen devolverse como si fueran originales. Una protección de marca eficaz reduce estas reclamaciones indebidas, protege los márgenes y disminuye los costes de servicio.
     
  2. Más control sobre la cadena de suministro: al evitar desvíos y fugas en la distribución, las compañías aseguran sus canales oficiales y protegen el valor de sus precios. Esto no solo evita la pérdida de ingresos, sino que también refuerza las relaciones con distribuidores y minoristas de confianza.
     
  3. Ahorro en costes legales: una estrategia preventiva evita tener que afrontar litigios largos y costosos. Cuando los problemas surgen, las compañías que cuentan con sistemas de detección y respuesta bien establecidos pueden reaccionar con rapidez y eficacia.
     
  4. Más confianza de los consumidores y crecimiento en las ventas: cuando los consumidores confían en que compran productos auténticos, están más dispuestos a pagar un poco más, repetir la compra y recomendar la marca.


Todo ello demuestra que la protección de marca no consiste solo en evitar pérdidas, sino en impulsar un crecimiento sólido y sostenible. La rentabilidad de invertir en este ámbito es evidente, pero exige un cambio de perspectiva: verla como una fuente de valor, y no como un gasto.

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Webinar ROI of Brand Protection: Why Investing in Security Pays Off

Invitación a nuestro seminario web


Únase a nuestro próximo seminario web, donde exploraremos en detalle el rendimiento de la inversión en la protección de marca (en inglés).
 

Tema: ROI de la protección de marca: invertir en seguridad, una estrategia que genera valor real 
 

Fecha: 13 de noviembre de 2025 
 

Hora: 11:00 CET 
 

Ponente invitado: Ronald Brohm, Director general de REACT, la red mundial de lucha contra la falsificación
 

Ponentes internos: Xavier Urbaneja, Director del sector Protección de marca, y Vincent Mathier, Gerente senior de ventas técnicas, SICPA
 

Este seminario irá más allá de la introducción ofrecida aquí y brindará información práctica sobre cómo las empresas pueden calcular, presentar y concretar el retorno de sus inversiones en protección de marca.
 

Inscríbase hoy mismo y participe en la construcción de un futuro donde la protección de marca se convierte en un pilar central de la estrategia corporativa.

Conclusión


La inacción en la protección de marca sale cada año más cara. La falsificación y el desvío de productos ya no se mueven en la sombra: son operaciones sofisticadas, globales y capaces de minar la confianza, poner en riesgo la seguridad y frenar el crecimiento. Las empresas que sigan viendo la protección de marca como un gasto menor acabarán pagando un precio mucho más alto, tanto financiero como en términos de reputación.
 

Al convertir la protección de marca en una prioridad estratégica y traducirla en resultados concretos, los directivos pueden proteger su organización y generar nuevas fuentes de valor. Las marcas que perduran e inspiran confianza saben que su futuro se juega en la anticipación, y no en la reacción. En SICPA, nos comprometemos a apoyar a las empresas, ayudándolas a reforzar la confianza de los consumidores, proteger sus ingresos y poner la autenticidad en el centro de su promesa de marca.

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